Sabía que no iba a ser fácil pero bastó un empujoncito tuyo y me armé de valor para darle fin a tanta agonía. Perdí la emoción, en mi pequeño mundo no hay sueños y tus palabras fueron tan comunes tan vacías que no me conmovieron porque te convertiste en un perfecto desconocido y en ese instante supe que había llegado la hora de decirte adiós.
Está bien... mi corazón está roto pero bien al fin y al cabo, sufrirá, enojará consigo mismo, se arrepentirá y te buscará pero en poco tiempo se compondrá y volverá a creer. En este momento está bien y seguro, pero mañana quién sabe, mi cabeza me dice que he hecho bien ahora estoy pensando con la cabeza y en cierto modo me siento aliviada porque ya no me angustiaré mas y podré seguir adelante y escapar de este pozo en el que estuve tanto tiempo.
No he llorado tanto como lo hubiera imaginado antes, solo unas cuantas lágrimas fueron el duelo que significó tu pérdida y fueron pocas porque ya no te quiero como antes... porque amar sin locura es estar encerrada en un vacío rodeado de oscuridad, un laberinto sin salida del que he podido salir a tiempo.
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