21 de junio de 2007

Ay el amor el amor.... ¿por qué no me llamas?

Admito que andar emparejada es emocionante y todo pero cómo extraño esos días donde no tenía que preocuparme por fulanito, solita andaba feliz sin depender emocionalmente de ningún hombre excepto los habituales suspiritos o recuerdos del pasado que venían para sacudirme el piso.

Pero la situación es muy distinta ahora y si no me llama mi amado ando como loca pensando en ¿por qué no me llama? ¿ya me olvidó? ¿tan rápido se le fue el amor? ¿qué estará pensando que soy? y así cientos de preguntas que pasan por mi cabeza loca, que así somos las mujeres... pues sí y no hay forma de negarlo.

Yo no puedo estar más de un día sin recibir noticias y si no las recibo de él pues lo llamo y me tengo que comer mi orgullo pero la ansiedad es más fuerte y ¡zas! me calmo, ¡que tonta que soy! ¡claro que me quiere! ¿por qué estaba pensando esas cosas? y se dibuja una sonrisa en mi rostro, como si esa luz que estaba muriendo tomara más fuerza.

Qué rico es estar así, mientras tanto aún sigo esperando que me llame.

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